RECUERDOS DE UNA VIAJERA

MALÁ STRANA

 

Bajamos del Castillo y paseando por uno de los barrios más antiguos, Malá Strana (Ciudad Pequeña), llegamos a la Iglesia de Ntra. Sra. de la Victoria, donde está la veneradísima Estatua del Niño Jesús de Praga. Esta estatuilla de cera (47 cm.), colocada en la pared derecha del templo, procedente de España, donada a la comunidad de los Carmelitas por la noble princesa Polixena de Lobkowicz en 1628.

 

 

 
En ese mismo barrio, buscamos un sitio donde reponer fuerzas y encontramos un coqueto restaurante, donde comimos un buenísimo Goulash de carne (Plato especiado preparado a base de carne vacuna, cebollas, pimiento y pimentón), con dumplings, una buenísima Pilsner Urquel ( cerveza típica) y de postre  un Strudel de manzana.

 

 

 

 

Y después de comer subimos al Monte Petřín uno de los lugares de recreo más popular de la ciudad, sus jardines son un sitio muy bonito para pasear y tomar el sol, en verano, claro. Para subir los 138 metros que separa la ciudad de la cima, se puede subir andando, pero nosotras cogimos el funicular.
La torre Petrín, esta torre de hierro que fue construida 1891, para la exposición nacional, cogiendo a la Torre Eiffel como modelo, tiene 299 escalones, pero también hay un ascensor que fue el que cogimos. Desde su terraza se pueden hacer unas preciosas fotos a la ciudad y al castillo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Volvimos a bajar en el funicular y dando un paseo, ya cerca del Hotel, nos fuimos a un bar, que también nos habían recomendado, hacer una prueba de cervezas, todas muy buenas, un poco rara la de cereza.

 

 

 

 

 

 

 

Y en la próxima entrada, el reloj Astronómico, barrio judío y el paseíto en barco por el río Moldava.